Hace un tiempo me hicieron creer que nadie era imprescindible en el mundo, que podríamos prescindir de la mayor parte de la humanidad y, el resto, seguiría viviendo tranquilamente. Llegué a crermelo completamente, hasta que me di cuenta de que, cada gesto , cada mirada, cada movimiento o respiración modifica la Tierra y, hasta que la gente no empice a admitirlo, el mundo permanecerá estático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario